Hace seis años encontré un ukiyo-e de Kunisada, que me llamó la atención porque representaba a una joven posando de cuclillas ante el Kinkaku-ji (El Templo del Pabellón de Oro de Kioto). Siempre me había sorprendido que el Pabellón de Oro, uno de los monumentos más bellos de Kioto, que había tenido ocasión de visitar en distintas ocasiones, no apareciera, más que raramente representado, en los grabados japoneses de las eras Edo y Meiji.
El Kinkaku-ji, Pabellón Dorado o Pabellón de Oro en español, es uno de los templos más famosos de Kioto y visita obligada de cualquier turista que pase por la ciudad.
Se trata de un templo zen situado al norte de Kioto, tan absolutamente espectacular que ya era considerado Monumento Histórico de la antigua Kioto y en 1994 fue designado Patrimonio de la Humanidad.
El templo, al que se denominó Rokouon-ji, fue construido en 1397 como villa de descanso del shogun Ashikaga Yoshimitsu y, cuando este falleció en 1408, se convirtió en un templo zen de la secta Rinzai. Desde entonces, el templo funciona como shariden, es decir, como recinto donde se guardan alguna de las reliquias de Buda.
A la entrada del recinto del templo, se encuentra el estanque denominado Espejo de agua (Kyoko-chi). Un lago repleto de islas, piedras y pinos artísticamente podados al estilo japonés, que representan capítulos del budismo japonés. Todo ello enmarcando al único edificio visible que se encuentra al fondo: el impresionante templo de oro, cuyos cálidos tonos dorados se reflejan y esparcen sobre las aguas del estanque como en un eterno amanecer.
El Pabellón Dorado es el edificio de tres plantas ubicado en los terrenos del templo. Las dos plantas superiores del pabellón están recubiertas con hojas de oro puro. El primer piso, llamado la Cámara de las Aguas, (Shinden-zukuri). Es básicamente una gran habitación rodeada por una baranda. El segundo, conocido como la Torre de las Ondas de Viento (Buke-zukuri), un recinto cerrado rodeado también por una baranda que alberga el , las reliquias de Buda (Bodhisattva Kannon). El tercero con ventanas, imita a los templos de estilo Zen, y es denominado Kukkyoo-choo. En él se veneran una tríada de Budas y 25 figurillas Bodhisattvas.
Como he comentado, el pabellón funciona como un shariden, que guarda las reliquias del Buda y se encuentra protegido por un fenghuang o «fénix chino» dorado, ubicado en el techo del mismo.
Al ser una representación bastante rara, busqué en grabados de las eras Edo y Meiji, tratando de encontrar algo semejante. El primero qué encontré es un grabado de Utagawa Hiroshige, de 1834, de la serie ”Vistas famosas de Kioto”
Poco después, entre, 1839-1840 también Kuniyoshi dibujó el Pabellón Dorado para un ukiyo, pero no fue hasta principios del siglo XX, cuando un editor lo mandó grabar y lo publicó como un ukiyo-e.
En el ukiyo-e de Kunisada de 1854, pinta al Pabellón Dorado como fondo o decorado de una mujer hermosa, que aparece en primer plano.
Se puede apreciar que este grabado formaba parte de un tríptico, que he tratado de encontrar en la base de de “ukiyo-e.org”, sin éxito, aunque contiene más de 500.000 grabados. Tampoco lo había encontrado en internet.
Sin embargo, hace unos días, visitando on line, la colección de ukipo-e del Museo de Artes de la Universidad de Princeton, me fijé en lo que efectivamente era la parte derecha de un tríptico, en el que Kunisada representa al Principe Genji, al que dibuja con lujosas ropas y con un actitud de galán masculino, peinado con la característica coleta de moda, similar a la que llevaban los samuráis. En los grabados del siglo XIX, las escenas en las que aparece el príncipe Genji lo alejan de la descripción que hacen de él las fuentes literarias para representarlo en lujosas residencias de exquisitos interiores, rodeado de bellas mujeres, como un galán de moda.
En 1875 Yoshitora copia la representación del príncipe Genji de Kunisada en un tríptico de una serie dedicada al Príncipe Genji en lugares famosos
En 1870 Sadanobu-I pinta toda una serie inspirada en los Lugares famosos de la capital (Miyako meisho no uchi) en la que dedica uno de los grabados al Pabellón Dorado. La composición es similar a la de Hiroshige, aunque esta sitúa el paisaje en invierno, completamente Nevado.
En 1883, Toyohara Chikanobu pintó un ukiyo en el que aparecen las Geishas Kinryo y Kanetsuka en el templo Kinkaku, El pabellón de Oro.
En 1893, Toyohara Chikanobu volvió a pintar el Kinkakuji en un ukiyo titulado “Viendo los cerezos en el templo Kinkaku”
En 1885 Yoshokuni, realiza el ukiyo “Pintura del Pabellon de oro al oeste de Kioto” (Kioto rakusei Kinkakuji no zu). En este grabado ya se nota la influencia de la pintura de occidente. Se distingue de los anteriores por su sentido único de la perspectiva, las figuras son alargadas y los reflejos en el estanque están representados de manera oblicua lo que produce una sensación casi inquietante