Hoy quiero hablar de un libro de Yone Noguchi, titulado Hiroshige, edición de David Almazán (Sans Soleil Ediciones), que acaba de aparecer porque presenta una imagen muy original del artista, totalmente diferente de todo lo que se ha publicado sobre el gran Hiroshige.
El libro costa de dos partes bien diferenciadas. La primera, escrita por el profesor David Almazán, constituye un exhaustivo estudio, tanto de la figura de Yone Naoguchi, como del análisis que hace Noguchi del trabajo de Hiroshige y del ukiyo-e en general. La segunda parte recopila tres ensayos de Noguchi sobre Hiroshige.
Yonejirō Noguchi fue un influyente escritor japonés de finales del sigo XIX y principios del XX. Escribió, en inglés y en japonés, poesía, ficción, ensayos y crítica literaria y artística. En occidente se le conoce tanto por su trabajo como por ser el padre del famoso escultor Isamu Noguchi .
El primero de los ensayos del libro está dedicado a la pintura de la naturaleza, en occidente y en Japón, en el que Noguchi sin querer criticar la comprensión occidental de la Naturaleza, ni dudar de su sinceridad dice que “desearía apuntar que los occidentales rara vez comparten con nosotros la creencia de que los humanos son simplemente una parte de la Naturaleza” y pone de relieve los ukiyo-e de Hokusai e Hiroshige, de los que asegura que son los artistas que mejor han sabido interpretar la naturaleza, destacando que “Hirosighe trató el tema del paisaje en sucesivas series porque el mismo paisaje le atraía de manera muy diferente, según la situación y su estado de ánimo”.
El segundo ensayo lo dedica a realizar una biografía de Hiroshige, destacando que el artista pretendió ser alumno de Toyokuni I, y como el maestro no lo admitió en su escuela, tuvo que conformarse con ser alumno de la escuela de menor rango de Toyohiro. Noguchi asegura que al final el joven Hiroshige se sentía muy contento de haber ingresado en una escuela en la que el maestro Toyohiro nunca empleaba su martillo disciplinario con los alumnos, “sino que observó pacientemente el desarrollo de Hiroshige”.
En el último ensayo, Noguchi habla de forma poética sobre los paisajes de Hiroshige, analizando las distintas series que ejecutó y señalando las que considera auténticas obras maestras. También destaca la gran influencia que tuvo en el pintor inglés Whistler.
El libro está ilustrado con las imágenes de los ukiyo-e a los que hace referencia Noguchi, lo que facilita la comprensión de los ensayos.
Un libro con el que los amantes del ukiyo-e disfrutarán y los demás aprenderán a valorar el amor de los japoneses por la naturaleza.