A finales del siglo XIX, el reconocido maestro del ukiyo-e, Toyohara Kunichika (1835-1900), publicó una serie de grabados titulada Mujeres de los Shōgun Tokugawa (徳川歴代将軍愛妾, Tokugawa Rekidai Shōgun Aishō). Esta colección de grabados capta con maestría la belleza y el estatus de las esposas, concubinas y damas de compañía que formaron parte del harén del castillo de Edo, centro de poder del clan Tokugawa, que gobernó Japón entre 1603 y 1868.

Un relato visual de mujeres influyentes
La serie de grabados no solo destaca la elegancia de estas figuras históricas, sino que también idealiza su papel dentro de la corte. A través de estas obras, se ofrece una visión artística de mujeres que desempeñaron roles clave en la historia del shogunato Tokugawa.
Entre las protagonistas se encuentran las esposas principales de los shōgun, quienes provenían de familias aristocráticas y tenían una posición privilegiada. También se retratan concubinas influyentes, muchas de ellas madres de herederos con aspiraciones al poder, y damas de compañía del ōoku, el exclusivo harén del castillo de Edo, donde las intrigas y estrategias políticas eran constantes.

Cada grabado captura distintos momentos de la vida de estas mujeres, aunque con un enfoque más artístico que documental. Esta representación refuerza la fascinación por la historia de la corte Tokugawa y la influencia de sus protagonistas en el devenir político de la época.
El estilo de Kunichika, entre la tradición y el esplendor
Kunichika, reconocido por sus retratos de actores kabuki, incorpora en esta serie elementos característicos del yakusha-e, un estilo de grabado dedicado a figuras teatrales. Su representación de mujeres adquiere un aire expresivo y dramático, con un enfoque que resalta la elegancia y el refinamiento de sus protagonistas.

Las ilustraciones se caracterizan por retratos de medio cuerpo o tres cuartos, en los que las poses reflejan sofisticación y dinamismo. Los fondos, minimalistas pero decorados con motivos de pájaros, flores o patrones geométricos, refuerzan la sensación de feminidad y lujo. La vestimenta y los accesorios, meticulosamente detallados, muestran una versión estilizada de la moda de la época, realzando su opulencia.
Además, algunas impresiones incluyen textos con descripciones históricas o poéticas que contextualizan a las mujeres representadas. Esta combinación de elementos convierte la obra de Kunichika en una fusión entre la tradición y la teatralidad, donde la imagen y la narrativa se complementan para ofrecer una visión idealizada de sus personajes.
Un homenaje a un mundo en desaparición
Publicada en la era Meiji (1868-1912), esta serie se sitúa en un momento de rápida modernización en Japón. La sociedad feudal Tokugawa había quedado atrás, dando paso a un país influenciado por la industrialización y la cultura occidental. En este contexto, los grabados de Kunichika adquieren un valor nostálgico: una evocación de la elegancia y el esplendor de un pasado que se desvanecía.

A través de estas imágenes, el artista no solo documenta la historia de las mujeres del shogunato, sino que también ofrece una visión idealizada de un periodo que, pese a sus complejidades, sigue cautivando al mundo por su estética y su influencia en la cultura japonesa.